I Foro de Igualdad BOCEMA: 13 al 15 de enero de 2023, El Boalo, Madrid
Con el entusiasmo que se siente al llegar un día deseado y preparado con convicción, así iban llegando a la Casa de Cultura de El Boalo las asistentes al Primer Foro de Igualdad BOCEMA. Caras conocidas y otras nuevas se encontraban, por fin, en un encuentro presencial; algo que se echaba de menos estos días en los que la comodidad de lo virtual hace olvidar los matices incomparables del cuerpo a cuerpo.
Organizado por la Red de Emprendedoras en Movimiento (Rem) y promovido por el Ayuntamiento de BOCEMA, este Foro se ha celebrado del 13 al 15 de enero en la localidad de El Boalo, congregando a cerca de 90 personas. Tres jornadas donde compartir realidades diversas, reflexiones, frenos y palancas para las mujeres trabajadoras y emprendedoras. Mesas redondas, ponencias, dinámicas grupales, exposición de emprendimientos y hasta un concierto, que han dejado tres días repletos de talento y motivación.
Como compartía en la inauguración Nadia Brunet, coordinadora del Foro, era un privilegio y una alegría ver a tantas personas -mayoritariamente mujeres- que habían hecho un parón en su día a día para acercarse hasta este rincón de la sierra de Guadarrama dispuestas a aportar sus ideas y experiencias en este espacio de reflexión y debate sobre igualdad, mujeres, emprendimiento y empleo.
La jugosa jornada técnica del viernes comenzaba a primera hora con la mesa redonda de apertura dedicada a enmarcar el hilo conductor del Foro: visibilizar y conocer la realidad del empleo y el emprendimiento femeninos.
Con palabras emocionadas mencionando a las mujeres jefas, compañeras y familiares con las que se había cruzado en su profesional, Juan Manuel Sevillano, concejal de Igualdad de BOCEMA, destacaba la importancia de visibilizar a las mujeres no solo en fechas señaladas y fundamentales, 8 de marzo o 25 de noviembre, sino en el día a día, transversalizando la igualdad en la vida cotidiana, familiar, laboral y escolar.
Destacar los avances que se han experimentado en las últimas décadas en cuestiones de igualdad resulta esencial y además permite coger impulso y alzar la voz para reconocer todo el camino que queda por recorrer. Y como apuntaba Mª Isabel Giménez, concejala de participación ciudadana, es crucial la responsabilidad de “las personas que ocupamos cargos públicos”. También se unía a esta reflexión Corinne Cassé Carrión, presidenta de Rem, que destacó que para esta asociación de mujeres emprendedoras haber encontrado una voluntad política continuada ha permitido crecer y establecer relaciones entre las socias, compartiendo sus dificultades que, aun siendo colectivas, no se comunican y se sufren en soledad.



La desigualdad, un problema sistémico
Una de las conclusiones que se puso sobre la mesa fue que la desigualdad es sistémica. Está en el núcleo de nuestras sociedades -que pensamos- desarrolladas, y también se cuela en los hogares y familias, como señalaba Marianna Duffill, vicepresidenta de Rem, quién además destacó que “para poder reivindicar esa igualdad y tener las mismas oportunidades que los hombres, es esencial ser conscientes de que no las tenemos, de esa desigualdad. Si no vemos la desigualdad pensamos que todo lo que nos pasa es un problema individual. Cuando compartes y te das cuenta que nos pasa a todas, ves que es un problema social y para cambiar el sistema hay que darse cuenta de que el sistema es el problema. Espacios como este foro que dan voz y protagonismo, son la semilla para ir creando esa sociedad igualitaria y conseguir ese cambio tan necesario a nivel social.”
Y el camino hacia esa ansiada igualdad se va construyendo a pequeños, pero ininterrumpidos pasos, con compromiso y conciencia del trayecto recorrido, evaluando y analizando cada paso, cada avance. Esta fórmula es la que ha permitido a la Red de Emprendedoras en Movimiento (Rem) crecer y asentarse como referente entre las mujeres que la forman.
“Entrar en relación, conocernos y reconocer nuestra valía como impulso motivador para hacer realidad nuestros proyectos y llevarlos a la práctica. Así nació Rem” —señalaba Corinne Cassé— para quien la igualdad significa “disfrutar de relaciones recíprocas según nuestras capacidades, valía y esfuerzo. Por lo que realmente somos y hacemos”.
Entre los “pasitos” que permiten ir alcanzando mayores cotas de igualdad destacaban las ponentes la importancia de negociar en el seno de las familias, para que ambos progenitores puedan desarrollar sus carreras profesionales en igualdad de condiciones y equilibrando las renuncias. Por lo general, y como bien recordaba Mariana Duffill, las mujeres disponen de menos tiempo para realizar actividades remuneradas ya que queda sepultado por ese otro tiempo invisible dedicado tradicionalmente a los cuidados, a la familia o a las personas mayores a su cargo, “a esas actividades necesarias para sostener la vida, en definitiva.” Y en consecuencia estas situaciones siguen predisponiendo a las mujeres a un futuro de precariedad, con menor poder adquisitivo y escasa protección de cara a la vejez. Sigue siendo una realidad comprobable con datos que a día de hoy las mujeres son las que asumen la reducción de jornada, renunciando a una parte del salario (que ya de por sí, suele ser menor que el de los hombres) o bien, como salida para conciliar, se lanzan al emprendimiento, muchas veces sin tener en cuenta todos los posibles riesgos.
Todas estas reflexiones fundadas en datos y estadísticas confirman, decía Mariana: “La necesidad de foros como este, en los que se evidencia la situación de desigualdad de las mujeres”. Y estos datos se traducen en mujeres de carne y hueso que en asociaciones como Rem comparten estos temas recurrentes que se repiten en sus vidas y que son los que trae a la luz este Foro.
Responsabilidad, sinergias y referentes
Salir de esa invisibilidad y precariedad pasa necesariamente por tomar las riendas y auto organizarse, como vía para el empoderamiento y para demostrar sus capacidades y dejar de ser un colectivo vulnerable. Asumir la responsabilidad de ese cambio es lo que otorga visibilidad y protagonismo a las mujeres. Atreverse a salir al foco público y social, acumular experiencia y la motivación necesaria para decidir sobre sus propias vidas y trayectorias profesionales.
“El camino hacia la igualdad es sinérgico” decía Corinne Cassé; y es que en esa batalla por la igualdad cobran todo su sentido términos cada vez más empleados como ‘sinergias’ y ‘coopetición’ entre personas, entre mujeres reales “con canas y arrugas” y también con las instituciones. La sinergia que permite establecer relaciones profesionales y acuerdos para salir de la soledad de la “emprendedora que sufre en silencio” es también la llave que abre la puerta a ese lugar en el que cada mujer, desde su propia experiencia, se va convirtiendo en un referente de cercanía para las que la rodean y para las generaciones futuras. Referentes femeninos de proximidad, en los que las y los demás pueden mirarse y reconocerse, para hacer realidad sus proyectos y que no solo se queden en pensamientos y fantasías.
Estos dos términos fueron también los protagonistas de la dinámica grupal que ofreció Patricia Huertas, formadora y coach,en la queademás de recalcar la fuerza de establecer relaciones sinérgicas de colaboración y cooperación,destacó la mezcla explosiva de dos términos, cooperación y competencia, que, aunque en principio resultan antagónicos se transforman en la coopetición una fusión dirigida a lograr un objetivo común y en el que todas las partes ganan. Un ejemplo de inteligencia colectiva que suma, ya sea para compensar debilidades o para potenciar habilidades.
Lo que se pierde el mundo
En la mesa de debate “Como pez dentro y fuera del agua” las voces de cuatro mujeres dedicadas a profesiones tradicionalmente masculinizadas – Laura Sierra (pianista), Paula Nieto (ingeniera), Charo Fresneda (arquitecta y directora de proyectos)- o feminizadas – Lorena Heras (diseñadora textil)-, pusieron de nuevo de manifiesto la importancia de los referentes femeninos: “Tener referentes es fundamental para saber que se puede llegar, para superar las barreras que nos autolimitan. El imaginario se crea visibilizando. Si no existen referentes a las que seguir, ni siquiera nos vemos; no nos proyectamos porque no hay camino, y esas referentes tienen que pasar de la leyenda a los libros de texto, a los discursos académicos y a la educación en las casas” afirmaba Paula Nieto.
Porque la educación tiene que dejar de ser sexista, romper los estereotipos que nos limitan como sociedad igualitaria. Sara Gallego, coach de desarrollo del liderazgo femenino, y moderadora abría la conversación insistiendo en que la igualdad significa: independencia, visibilidad, autoestima, auto realización y trabajar para vivir una vejez digna. “Convertirnos con nuestro trabajo diario en referentes para las futuras generaciones y afrontar los retos que presenta el mundo laboral con mayor seguridad, con convicción y siendo nosotras las responsables de planificar nuestra carrera profesional, tomando el control y decidiendo hacia dónde queremos ir”.
La palabra responsabilidad volvía a oírse como un mantra que guíe a las mujeres a ser dueñas de su futuro, pudiendo disfrutar de todo ese proceso y sintiendo el orgullo de alcanzar esos logros. Logros que aparecen reflejados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 20-30) concretamente en el Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, como bien señaló Charo Fresneda en su intervención apelando también a la capacidad de las mujeres para dirigir proyectos como ya lo hacen en su gestión del día a día con riesgos e incertidumbres.
Pero esos logros son más arduos cuando la desigualdad es la casilla de salida y los órganos decisores y de legitimación están ocupados por hombres “con la subjetividad que esto implica a la hora de elegir, seleccionar o dar oportunidades” comentaban las ponentes.
Y ante la pregunta que lanzaba Sara Gallego de qué se perdían las mujeres al descartar las llamadas carreras STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), Paula Nieto apuntaba que “nos estamos perdiendo el poder cuidar a la sociedad de otra manera, nos estamos perdiendo tener reconocimiento social en sectores con buenas condiciones laborales y oportunidades. Nos perdemos ser las precursoras en la innovación científico tecnológica que sirva para el cuidado y que ponga en el centro la vida de todas las personas y del medioambiente”. Otro punto importante que surgió de esta interesante charla fue que una de consecuencias de no contar con el talento femenino en estas profesiones puede implicar no incorporar la perspectiva de género o no estudiar el impacto de género de la mayoría de los proyectos.



Frenos y palancas
Partiendo de los términos ‘techo de cristal’, el freno que supone la sociedad patriarcal y ‘techo de cemento’, las limitaciones que nos autoimponemos derivadas de ese patriarcado, cuatro mujeres de diversos ámbitos profesionales: Sandra Salsón, psicóloga; Gema Escribano, investigadora; Olga González, veterinaria y Patricia Medina, actriz, debatieron a través de sus propias experiencias sobre los frenos y las palancas que ralentizan y que impulsan respectivamente el desarrollo profesional de las mujeres.
La inestabilidad laboral, la edad, la precariedad, la maternidad o la falta de mecanismos de flexibilidad en el caso de tener menores a cargo son algunos frenos que las ponentes comentaron y que son comunes de una forma u otra en diferentes profesiones. Y respecto al concepto ‘techo de cemento’, esas propias creencias limitantes que impiden evolucionar profesionalmente, Gema apuntó que quizás son autoimpuestas porque socialmente no se asumen, como en el caso del cuidado de los menores mayoritariamente cubierto por las mujeres.
Como palancas impulsoras se mencionó el autoconocimiento, para saber quiénes somos y qué queremos en la vida. La curiosidad, la formación y la creatividad son también motores para seguir creciendo, así como la capacidad de adaptación al entorno para sacar partido del mismo y utilizarlo en beneficio propio. No tener miedo al cambio, atreverse. También la referencia y el “contagio motivador” de otras emprendedoras o las sinergias que permiten desarrollar proyectos nuevos y enriquecedores que visibilizan el papel de las mujeres en la economía global.
Sobre obstáculos específicos que afectan a las mujeres en el emprendimiento, apuntaba la ponencia ofrecida por Raquel Alcaraz, de la Federación de Mujeres Progresistas. La mujer por lo general decide emprender por necesidad, por una motivación en ocasiones “forzada” para poder conciliar, tener más tiempo o ejercer los cuidados con mayor libertad, lo que acaba siendo una utopía y nos coloca en una situación de desventaja y precariedad, en comparación con el emprendimiento masculino que suele ser con un objetivo de enriquecimiento. Como herramientas frente a estas desigualdades, hablaba Raquel del feminismo como “arma” frente a la desigualdad del mundo, la sororidad como recurso de apoyo mutuo frente al enfrentamiento entre mujeres, y con el autoconocimiento y el empoderamiento como arma frente a nosotras mismas y nuestra auto desvalorización. Puso el acento Raquel en la importancia de llevar nuestro proyecto emprendedor desde el corazón al papel, dándole la importancia que merece al plan de empresa y a la valoración económica de nuestro proyecto. Ocupar el espacio público, tomar la palabra, aprender a poner precio a nuestros servicios, a gestionar nuestros tiempos y ponernos objetivos realistas, claros y concretos, con determinación y confianza son otros de los pilares necesarios para que los emprendimientos de las mujeres crezcan sólidos.
Si además de ser mujer su emprendimiento se desarrolla en el entorno rural, existen matices importantes que Sofía Gabasa, de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, puso de relieve. Uno de los principales objetivos de Fademur es que las mujeres se puedan quedar a vivir en sus pueblos, y el emprendimiento y el autoempleo son recursos para lograrlo. En el medio rural destaca que la brecha de género se ha revertido habiéndose multiplicado el emprendimiento femenino sobre el masculino, pero por cuestiones de necesidad como ya se apuntaba en otras ponencias del foro, así como que los negocios puestos en marcha por mujeres en el rural estaban enfocados a un beneficio positivo, social o medioambiental, en el ámbito rural.



Financiación de emprendimientos
Charo Cortés, dueña del espacio para eventos Lighthouse Gallery, compartió con el público su experiencia en banca y negocios y puso de manifiesto que a veces son nuestras propias creencias las que nos limitan. Este es el caso de que la inercia social y cultural lleva a muchas mujeres emprendedoras a pensar que no tiene las mismas posibilidades que los hombres de solicitar financiación por parte de los bancos, pero esto no es así en la realidad, aunque las cifras muestren que el mayor porcentaje de financiación es para emprendimientos masculinos. Y es que en muchas ocasiones la enemiga “está en casa” y no nos deja avanzar hacia el mundo. Llegar al banco con confianza, liderando nuestros negocios, conociendo la terminología básica y con la intención de establecer un acuerdo comercial con un socio, es la propuesta que la ponente lanzó a las emprendedoras.
“Las palabras no son inocentes” decía Charo y es que ella propone que el cambio en el lenguaje puede ayudar a salir del cascarón y derribar estereotipos, por ejemplo, cambiar la forma de autodenominarse como autónomas a presentarse con orgullo como empresarias.
Familiarizó a las asistentes con términos bancarios clave a la hora de solicitar financiación, como el riesgo, la garantía, el activo, el pasivo -fijo o circulante- el largo plazo, el préstamo, los plazos de devolución, el leasing y renting, factoring, confirming, pólizas de crédito, la cuenta de resultados, etc…y destacó lo importante que es conocer la estructura del propio negocio y saber qué se necesita para que este funcione.
Emprendimiento, conciliación y maternidades
Y por supuesto en el Foro se habló de conciliación, de la mano de Patricia Huertas, quien destacó la fuerza que supone el reconocer los propios valores más allá de la mirada apreciativa del otro, no buscando el reconocimiento externo para lograr empoderamiento.
Recordó cómo se ha incorporado en la sociedad el hecho de que conciliar se relaciona generalmente con las mujeres y con la maternidad, cuando en realidad existen muchos tipos de conciliación, incluso sin tener hijos. Y sin olvidar que deseablemente los padres también deben ejercer su derecho y deber de conciliar en sus familias u hogares. Como afirmaba Patricia, el objetivo es poder tener una vida digna, lo más plena y con las menores renuncias posibles, pero sin que conciliar signifique renunciar, sino delegar y establecer acuerdos consensuados, reconocer que no podemos con todo, liberarnos, permitiendo también el espacio al otro.
Otra mesa que causó gran impacto fue la que debatió sobre maternidades, empleo e igualdad, con Paloma Serrano, educadora social y perinatal moderando a las ponentes: Silvia Galán, instructora de Pilates especializada en embarazo y postparto; Fedra Peña, diseñadora de interiores y artista y Fátima Prieto, doctora en psico biología perinatal de la Asociación PETRA.
Arrancaba la mesa con la declaración de que la maternidad “es una revolución para la mujer en sí misma y para el entorno”, con lo que ello implica socialmente, y sin olvidar que existe una gran diversidad de familias, igual que de mujeres y de maternidades singulares infinitas. Pero pese a lo nuclear del asunto, persiste la invisibilización de los cuidados y la relegación de la maternidad, que, en las sociedades productivas, recibe el mensaje social de que lo urgente y reconocido es recuperarse y volver al sistema para producir cuanto antes. Y ante esta normalización del desprecio por los ritmos de la naturaleza, lanzaba Silvia Galán el mensaje: “Pongamos el cuerpo de la mujer como centro”.
También decía valientemente Fedra Peña que “nuestra maternidad es una cárcel” al hablar de que ser madre es uno de los trabajos más precarios y poco reconocidos que existen en las sociedades capitalistas; y al igual que consumimos los recursos naturales más allá de sus posibilidades, con la maternidad hemos llegado a un momento en que resulta un privilegio en nuestra actual sociedad neoliberal, y estamos llegando al límite de explotación de la maternidad, dando como resultado la precariedad, la culpa, la lucha interna por retomar el ritmo del empleo productivo y frenético y no dedicar con tiempo de calidad a tus hijas e hijos. Y ante este panorama surge como bastión, el apoyo entre mujeres y convertirnos en nuestras propias referentes, llevando una vez más la mirada hacia las mujeres cercanas. Una de las conclusiones de la mesa fue la necesidad de que nuestro sistema incluya y respete la crianza, que exista una estructura política y social para la corresponsabilidad que permita poner la vida en el centro y respetar también los ritmos de la infancia también.



La diversidad como camino sinérgico
Como aportaba Corinne Cassé como conclusión del Foro destaca «la importancia de haber coincidido durante tres intensas e interesantes jornadas mujeres con intereses y opiniones muy diferentes, de todas las edades, de profesiones diversas y de todo el espectro político. Esto nos ha permitido debatir, intercambiar conocimientos, disfrutar de la puesta en común y reflexionar sobre todos los problemas y retos que se han puesto sobre la mesa. Yo creo que el camino sinérgico se encuentra en esta diversidad, y para avanzar, es muy productivo poner en común las ideas, experiencias y situaciones concretas de las mujeres, porque perseguimos un objetivo común: la igualdad”.
Difícil condensar la riqueza de material crítico, divulgativo e informativo que se ha desplegado en este primer Foro de Igualdad. Un gran foro lleno de pequeños e infinitos foros que reflejan la necesidad de generar activamente espacios como este, de reflexión y de intercambio de opiniones, tantas y tan diversas como las propias mujeres.

Gloria Llopis López